José
G. Muñoz García
@josegmunoz
Claro
que existen hilos conductores que unen la detención de Joaquín “La
Quina” Hernández Galicia por órdenes de Carlos Salinas de Gortari
y el confinamiento de la cacique del SNTE, Elba Esther Gordillo: en
ambos casos, los bonos presidenciales subieron estrepitosamente, con
sus respectivos matices, claro, como el que Salinas se ensañó
contra “La Quina” previa campaña de desprestigio vía sus
intelectuales a sueldo (“Morir en el Golfo”, de Héctor Aguilar
Camín, un ejemplo) y le fabricó delitos no cometidos. En cambio, a
Peña Nieto le cayó del
cielo la cínica corrupción de la “maestra”, en quien vio un
enorme capital político procesándola por delitos que no alcanzan
fianza.
Hoy,
como ayer, el efecto de la medida espectacular ha provocado en los
medios tradicionales gran entusiasmo, donde expertos politólogos
hurgan “libremente” sobre los motivos del encierro de Elba
Esther. Se hacen sesudos análisis, ensayos, foros, debates,
entrevistas y la conclusión que se puede sacar de ello es que
estamos gobernados por un presidente “de huevos”; de haber
quitado un “estorbo” en la modernización de la educación o de
estar decidido a no permitir más la corrupción en el seno de los
sindicatos de empresas e instituciones estatales.
Si
Gordillo siempre ha sido aliada de los presidentes y una eficaz
colaboradora del poder ¿cómo explicar su detención? Se habla de su
personalidad, de sus cirujías, de sus bolsos tan caros, de sus
casas, de sus cuentas tan exorbitantes. Si esa fuera la verdadera
razón, varios dirigentes sindicales ya habrían caído. Se habla de
que se resistió a retirarse. No es probable, sabiendo perfectamente
cómo funciona el sistema, teniendo claro que ella llegó por
decisión presidencial y que nunca tuvo legitimidad democrática para
representar a los maestros. Legitimidad política sí, pero
democrática, nunca.
Su
conflicto con Emilio Chuayffet, secretario de Educación, podría ser
una buena razón o también su enfrentamiento con el influyente
coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio
Beltrones. Sin embargo, al final quien decide en estos casos es el
titular del Ejecutivo. En sentido, podemos especular en torno a que
se decidió acusarla de lavado de dinero y de delincuencia organizada
porque su cabeza vale mucho más en la cárcel. Peña Nieto necesita
mucha ayuda, mucha publicidad y se pudo considerar en Los Pinos que
Elba tenía un buen valor político como acusada y muy bajo como
jubilada. No es la única corrupta, pero otros corruptos no valen
tanto.
Para
los que afirman que Elba Esther fue un obstáculo para la aplicación
de programas educativos en cada sexenio, aquí está un breve
recuento de la alineación que tuvo el SNTE con los diferentes
gobiernos desde que Carlos Salinas de Gortari le regaló el manejo
del SNTE:
Acompañó
al gobierno de Salinas en el acuerdo de descentralización en mayo de
1992 y en la creación del escalafón meritocrático denominado
Carrera Magisterial. Arropó a Zedillo en su propósito de actualizar
los contenidos de los libros de texto gratuitos; con Fox firmó en
agosto de 2002 el Compromiso Social por la Educación que comprometía
al sindicato a someter a concurso las plazas de los directivos en
las escuelas (el compromiso, empero, no fue aterrizado por el
gobierno en disposiciones administrativas concretas); igualmente, con
Fox aceptó el SNTE la creación el Instituto Nacional de Evaluación
Educativa (INEE), también en agosto de 2002. Asimismo, de acuerdo
con la SEP, los líderes del SNTE hicieron posible en 2005, la
Reforma de la Educación Secundaria.
En
el sexenio de Felipe Calderón, la dirigencia del SNTE firmó, en
mayo de 2007, la Alianza para la Calidad de la Educación, la famosa
ACE, cuyo punto central fue que las plazas docentes “de nueva
creación” serían sometidas a concurso a quienes mostraran los
mejores puntajes mediante un examen abierto a todos aquellos
aspirantes provenientes de las normales federalizadas y estatales.
Más aún, la dirigencia del SNTE dio cauce a la aplicación de los
exámenes ENLACE a los alumnos de primarias y secundarias, un
instrumento de evaluación de carácter censal que tiene como
propósito conocer el nivel de los logros del aprendizaje.
Todavía
en el sexenio de Calderón, Elba Esther Gordillo firmó en mayo de
2011 el Acuerdo para la Evaluación Universal de Docentes y
Directivos en Servicio de Educación Básica. Los aspectos más
significativos de dicho acuerdo fueron los siguientes: que la
evaluación sería obligatoria para todos los docentes frente a
grupo, para los que tienen funciones de Apoyo Técnico Pedagógico,
así como para los directivos inscritos en Carrera Magisterial.
Recién
llegó Peña Nieto como titular del Ejecutivo, Elba Esther Gordillo y
el resto de los líderes nacionales del SNTE, aunque con un discurso
de beligerancia, trabajaron para hacer posible la reforma
constitucional del Artículo Tercero, cuyos propósitos centrales son
crear un servicio civil de carrera para los docentes (algo parecido a
la idea administrativa del mérito hasta sus últimas consecuencias,
pero habrá que ver) y una evaluación obligatoria para todos los
maestros, pero con la salvedad de que, a diferencia de la evaluación
universal, no habría estímulos para los reprobados, sino que su
permanencia laboral quedará en entredicho.
En
el ámbito sindical, Elba Eshter mostró, como pocos dirigentes, una
importante capacidad de control, tanto hacia quienes aspiraban a
sucederla dentro del grupo oficialista, como hacia los grupos
disidentes ubicados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación. A diferencia de Jonguitud, Elba, como lideresa nacional,
no dejó muertos, no dejó desaparecidos, no dejó golpeados o
torturados por oponerse a su poder. Asimismo, no se fue con un
salario magisterial deprimido. Cuando llegó los maestros ganaban en
promedio 1.8 salarios mínimos;
cuando se fue, los docentes en México se ubican cerca de los 5
salarios mínimos mensuales
en promedio.
En
lo político, Gordillo, siempre mostró su vocación presidencial.
Fue aliada electoral del PRI, incluso en las elecciones
presidenciales del 2000. Con Fox, desde la secretaría general del
PRI, apoyó las iniciativas presidenciales, a veces a costa de su
capital político. Aceptó respaldar la precampaña presidencia de
Marta Sahagún, esposa de Fox y contribuir a su oscura y opaca
organización denominada “Vamos México”. A Calderón lo apoyó
para ser primero candidato presidencial, y luego, conseguir la
presidencia. En este sexenio, Calderón tuvo los votos del partido de
Elba, Nueva Alianza para aprobar la reforma de pensiones del ISSSTE,
cuyo propósito fue aumentar los años de trabajo y las aportaciones
de los trabajadores a los fondos de retiro. En esta lógica, Gordillo
contribuyó al triunfo electoral de Peña Nieto en la Presidencia.
La
diferencia entre este 2013 y 1989 con La Quina,
es que Joaquín Hernández
Galicia se le defenestró sin ser un
hombre ostentoso. A él se le acusó de un homicidio que no cometió
y se le acusó en falso de acopio de armas exclusivas del ejército.
Otro dato, La Quina se opuso abierta y sistemáticamente a que el
sindicato petrolero perdiera su prerrogativa de participar en los
contratos de perforación y exploración de Pemex. Además, La Quina
ayudó en la campaña electoral a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y
mandó a hacer un libelo (libro negativo) contra Salinas que se
tituló "Un asesino en la presidencia".
En
este sentido, está claro que Elba Esther ganó mucho dinero porque
no rindió cuentas. Nadie sabe cuánto dinero entró al sindicato en
los últimos 23 años. Los únicos que podían saberlo eran los de la
Secretaría de Hacienda, claro, investigando, pero nadie hizo nada
porque Elba fue útil al sistema, el problema es que no supo
retirarse a tiempo y no consiguió visualizar que valía más en la
cárcel que en activo o en el retiro.
¿Obstáculo
para la Reforma Educativa? Veamos: el Centro de Investigación y
Desarrollo, (CIDAC) que preside Luis Rubio, duda que tras el retiro
involuntario de “la maestra” se puedan concretar las pregonadas
reformas al sistema educativo.
Dice
en un análisis que “tras la reciente caída de la lideresa del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), precedido
por la firma del decreto para la reforma educativa, la población en
general podría tener una expectativa de cambio en los indicadores en
términos educativos. Sin embargo, la realidad es que eso no
necesariamente ocurrirá. Los problemas de la instrucción pública
en México son estructurales y no pueden erradicarse con un
descabezamiento sindical, ni con letras legales que, sin un sustento
adecuado, estarán condenadas a morir. Dada la historia reciente, una
reforma estructural en esta materia requiere de una redefinición en
la relación gobierno-sindicato, circunstancia que la detención de
la otrora líder hace posible, pero no garantiza que así ocurra.
“Respecto
a la detención y subsecuente auto de formal prisión contra
Gordillo, este hecho marcó una pauta de conducta cooperativa del
SNTE frente al gobierno en turno”.
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